Doce meses, doce motivos para hacer una escapada a Tarragona

Durante los doce meses en Tarragona, ocurren una gran cantidad de acontecimientos importantes.

¿Habéis pensado que 2021 puede ser el año en que los descubráis?

En el corazón de la Costa Daurada y a poco más de una hora en coche de Barcelona, la ciudad ofrece experiencias para todos los meses del año.

Patrimonio, tradiciones más que centenarias, playas, gastronomía o la posibilidad única de vivir en primera persona la historia.

Estos son algunos de los motivos por los que Tarragona puede ser el viaje perfecto para este nuevo año, con un calendario repleto de planes para cada momento.


Enero: la monumentalidad de la Tarraco romana

Es la joya del conjunto monumental de Tarragona. Declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO en el año 2000, la Tarraco romana se mantiene viva y convive con la Tarragona contemporánea en todos los rincones.

Encontraréis monumentos excepcionales como el circo romano mejor conservado del Imperio Romano de Occidente, una necrópolis paleocristiana única o más de un kilómetro de murallas conservadas.

Circo romano y pretorio
Circo romano de Tarraco. Foto: Manel Antolí (RV Edipress).

El patrimonio romano puede llenar una estancia de varios días, con visitas a las colecciones del Museo Nacional Arqueológico de Tarragona o al Museo de Historia.

También puedes hacer escapadas a otros vestigios que hallamos en poblaciones de alrededor, como Altafulla, Constantí o Roda de Berà.


Febrero: el desenfreno del Carnaval

El Carnaval de Tarragona es uno de los más participativos de Cataluña, con cerca de 2.000 personas en el acto más multitudinario: la «Rua» de la Artesanía, el sábado de Carnaval.

Pero no solo es cuestión de números.

Carnaval en Tarragona
Carnaval de Tarragona. Foto: Rafael López Monné.

Las comparsas de Tarragona se muestran especialmente orgullosas de los diseños y coreografías que defienden cada año, siempre superándose en originalidad.

Compiten por los codiciados premios de asumir las funciones de Rey y Concubina durante los días en que la ciudad se somete al dominio del desenfreno.

La gala del Disfraz de Oro seguro que os sorprenderá y os convertirá en incondicionales de una de las tradiciones más queridas por los tarraconenses.


Marzo: la Tarragona medieval,

Es fácil que la imponente Catedral de Tarragona, que preside la Part Alta desde su terraza superior, eclipse al resto de la herencia medieval de la ciudad.

Catedral de Tarragona patio interior
Catedral de Tarragona. Foto: Manel Antolí (RV Edipress).

El casco antiguo de la ciudad, cerrado por murallas romanas, está repleto de referencias a la Edad Media, desde casas góticas en el Pla de la Seu, joyas románicas como la capilla de San Pablo o construcciones hechas a partir de restos romanos, como el Pretorio o la torre de las Monjas.

Y cómo no, una catedral, claustro y museo diocesano que os robarán el corazón.


Abril: el recogimiento de la Semana Santa

Si la Part Alta ya exhibe encanto durante el resto del año, los días de Semana Santa la convierten en un espacio de devoción prácticamente mágico.

Durante estos días la oscuridad, el sonido de los Armados y la estética de los pasos (algunos de artistas tan destacados de Josep Maria Jujol) resultan hipnóticos, sean cuales sean las creencias religiosas de cada cual.

Semana Santa en Tarragona
Semana Santa en Tarragona. Foto: Rafael López-Monné.

Los días de recogimiento de la Semana Santa culminan el Viernes Santo por la tarde con la procesión del Santo Entierro, documentada desde 1550 y en la que participan diecinueve pasos.

Antes de la salida, los Armados recogen iglesia por iglesia cada uno de los elementos, uno de los actos más típicos de una celebración declarada Fiesta Tradicional de Interés Nacional por la Generalitat de Catalunya.


Mayo: un viaje de 2000 años con Tarraco Viva

En Tarragona no sólo podéis ver los vestigios que nos ha dejado su historia romana: también podéis verla, sentirla y, por tanto, comprenderla mejor que nunca.

Precisamente eso es lo que pretende conseguir cada año el festival de reconstrucción histórica Tarraco Viva, que durante dos semanas del mes de mayo hace resucitar a los antiguos habitantes de Tarraco.

Romanos en Tarraco Viva
Festival Tarraco Viva. Foto: Manel Antolí (RV Edipress).

La intención es ofrecer, con rigor y con la documentación histórica como leit motiv, todo un retrato de cómo era la vida durante la época romana.

Son días especiales que la vida de hace dos mil años vuelve a despertar bajo las bóvedas del circo o en que el entorno de la muralla se transforma en un campamento militar.


Junio: un paseo por el Modernismo

El mes con más horas de luz es el momento perfecto para pasear por el centro de Tarragona y descubrir uno de sus patrimonios más desconocidos: el modernista.

En la Rambla Nova se conservan muchas fachadas construidas en este popular estilo por arquitectos como Ramon Salas o Josep Maria Pujol de Barberà.

Balcón del Mediterráneo
Balcón del Mediterráneo de Tarragona. Foto: Manel Antolí (RV Edipress).

Pero la ciudad esconde muchas otras joyas: varias obras del destacado artista modernista Josep Maria Jujol (como el original teatro Metropol), un Mercado Central que vuelve a lucir orgulloso tras su rehabilitación en 2017 la forja y el «trencadís» de su estilo original e incluso la primera obra documentada de Antoni Gaudí.


Julio: un concurso de luz y de color

La primera semana de julio en Tarragona el espectáculo está en el cielo.

El Concurso Internacional de Fuegos Artificiales «Ciutat de Tarragona» tiene una larga tradición (1990) y se ha convertido en uno de los más emblemáticos del Mediterráneo.

Fuegos Artificiales
Concurso Internacional de Fuegos Artificiales de Tarragona. Foto: Manel Antolí.

Durante cuatro noches, las pirotecnias compiten en la punta del Miracle para ofrecer lo mejor de su arte y la ganadora se encarga de los fuegos artificiales de la fiesta mayor de Santa Tecla.

Para completar el espectáculo, la Asociación de Restaurantes de la Part Alta ofrece degustaciones en el paseo de las Palmeras, un balcón privilegiado para contemplar el concurso mientras disfrutáis de la gastronomía de Tarragona.


Agosto: quince kilómetros de costa por descubrir

Con quince kilómetros de litoral, la oferta de playas en Tarragona es variada y atractiva, no solo durante los meses de verano.

En torno al mar Mediterráneo se concentra gran parte de la riqueza natural de la ciudad, articulada en su Anillo Verde, y que ofrece espacios fascinantes como la playa Larga o la punta de la Móra.

Cala Fonda
Cala Fonda o Waikiki. Foto: Alberich Fotògrafs.

El camino de ronda que bordea la sota de la ciudad es una ocasión perfecta para sumergirse en un espacio protegido único en la región como es el bosque de la Marquesa, puerta de entrada también a algunas de las calas más bonitas de la ciudad.

Y para hacerlo redondo, la afortunada asociación entre patrimonio medieval y mar Mediterráneo que ofrece el castillo de Tamarit y las playas que lo rodean.


Septiembre: vivir como un tarraconense Santa Tecla

Tarragona se echa a la calle durante la segunda quincena de septiembre para vivir la fiesta que sus vecinos esperan durante todo el año: Santa Tecla.

Documentadas desde el siglo XIV, son consideradas Fiesta de Interés Turístico por los gobiernos español y catalán y constituyen toda una explosión participativa de la sociedad tarraconense.

Celebración de Santa Tecla
Fiestas de Santa Tecla en Tarragona. Foto: Rafael López-Monné.

Su rico cortejo popular, la multitudinaria Bajada del Águila, la programación cultural o la culminación festiva de la Entrada del Brazo son algunas de sus propuestas.

¡Todos deberíamos vivir la experiencia de Santa Tecla al menos una vez en la vida!


Octubre: el mayor espectáculo ‘casteller’ del mundo

Pocas emociones igualan a la de vivir una jornada de castells.

En Tarragona, las cuatro colles locales inician la temporada por Sant Jordi, pero a patir de junio comienza la temporada más intensa, en su ansia por llegar más alto sumando el esfuerzo de centenares de castellers.

Concurs de castells
Concurs de Castells de Tarragona. Foto: Manel Antolí (RV Edipress).

Tarragona ofrece además la posibilidad de vivir aún con más intensidad y autenticidad esta experiencia Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, con el programa Ciudad de Castells.

Para acabar de rematarlo, 2021 es año de Concurs de Castells, el mayor espectáculo casteller del mundo, con la participación el primer fin de semana de octubre de las mejores colles que existen.


Noviembre: el romesco de Tarragona

El romesco es el plato más típicamente tarraconense que pueden ofrecer los restaurantes de la ciudad, básicamente de pescado o marisco, aunque también puede ser de carne o ave.

El romesco es además una salsa fría que acompaña entrantes de pescado, marisco y carnes.

Plato en las jornadas del romesco
Romesco de pescado de Tarragona. Foto: Manel Antolí (RV Edipress).

Dicen que nació en las barcas del Serrallo a principios del siglo XX, con los ingredientes que tenían entonces a mano: ajos, pan seco, pimiento seco, aceite, sal y vino.

Con estos, hacían una picada con el mortero que sofreían en una cazuela, añadían el pescado que pescaban y hacían el «suquet» que llamaban romesco.

Durante el mes de noviembre, los restaurantes de Tarragona ofrecen la oportunidad de descubrir este plato tan genuino con unas jornadas gastronómicas del romesco con las que os chuparéis los dedos.


Diciembre: la magia de la Navidad

La Tarragona de la eterna primavera, la de la luz puramente mediterránea, también se rinde al encanto de las fiestas navideñas y a la oscuridad del invierno.

La pérdida de horas de luz se compensa con una amplia iluminación nocturna que convierte calles como la Rambla Nova en un paseo de ensueño y el Mercado Central, en un espacio espectacular que brilla con luz propia.

Regalos colgados del techo
Navidad en el Mercado Central de Tarragona. Foto: Mireia Solé.

Todo acompañado por la tradicional Feria de Navidad y Artesanía que cada diciembre llega fiel a su cita.

El Home dels Nassos ofrece el contrapunto divertido a un Fin de Año en que centenares de personas se empeñan año tras año en darse un baño en las ya frías aguas del Mediterráneo, mientras la guinda la pone la mágica Cabalgata de Reyes, más que centenaria.

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