Jordi Viñolas, presidente de la Pipel y gestor de la Sala El Cau: "Hay que ser atrevidos para pasarlo bien"

Jordi Viñolas / ©Rafael López-Monné

Hay una Tarragona hedonista, escandalosa y parrandera, que reclama el derecho universal a pasarlo bien siempre que se pueda, y Jordi Viñolas es uno de los más altos dignatarios. Presidente de La Pipel Entertainment, un grupo de amigos que ha reinventado con gran éxito saraos de calle como la Sindriada (sandiada) de Sant Magí o la Baixada del pajaritu, El feriante o El Liante, como le gusta hacerse llamar, se fogueó muy joven coordinando eventos masivos en Port Aventura; ha pasado un tiempo, como dice él, haciendo de «hombre para todo» en el centro de salud de Santa Tecla Llevant; y a los treinta años se aplica en cuerpo y alma a llevar a cabo todo tipo de invectivas de ocio en la ciudad.

«Hay que ser atrevidos para pasarlo bien«. Por sus actos lo conoceréis. A Viñolas, hombre de mucho charlar y poco dormir, se le relaciona con algunas de las propuestas más originales que ha visto Tarragona los últimos años. En su cabeza siempre hierven ideas; y sus pies siempre calzan bambas, para correr más, para llegar antes. Como las pioneras propuestas con las que está dinamizando El Cau, el mítico bar de copas de la Part Alta (casco viejo). O los cambios que ha introducido la Pipel para poner al día la Sindriada o la Baixada del pajaritu, la cita más alocada y transgresora del programa de Carnaval.

A punto de cumplir este año las diez ediciones –cuatro, desde que la organización corre a cargo de la Pípel Entertainment– el Pajaritu se ha convertido en la farsa más participativa en la ciudad, una carrera de trastos que convoca a 4.000 personas en el calle y que ejerce de contrapunto satírico a los desfiles de lucimiento, la filigrana textil y los bailes de competición. Todo lo que otros actos de estos días como la Rua de l’Artesania y la Disfressa d’Or (disfraz de oro) tienen de glamour, exhibición y rivalidad entre comparsas, el Pajaritu lo tiene de grotesco, bufonada y disfrute colectivo. «Sí hay ganadores y premios, pero a nadie le importa ni quién ha ganado ni el qué«, afirma Viñolas.

«Reivindicamos el espíritu crítico, la burla sin complejos para Carnaval… Y el hecho de que sorprender a la gente y pasarlo bien no tenga que ser un negocio ni costar mucho dinero necesariamente«, explica. De hecho, asegura el Feriante, todas las actividades que organiza la Pípel son «low cost» y los beneficios sólo cubren gastos. «Nadie de nosotros gana dinero con estas historias y tampoco tenemos por costumbre pedir al Ayuntamiento. Esto nos permite estar menos condicionados a la hora de hacer lo que queremos hacer«, afirma. Este año, primero en el que el Consistorio pondrá dinero en Pajaritu, organizar el acto más desinhibido del Carnaval costará 3.000 euros.

Buena parte del éxito son las personas que hay detrás. La Pipel, oficialmente constituida en 2012, ha sido capaz de alinear el talento de un grupo de amigos con inquietudes profesionales y personales diversas, todos ellos nacidos en los ochenta. Son el mismo tipo de gente activa, preparada y valiente, con la que Viñolas ha rodeado desde hace unos meses para crear nuevos contenidos de ocio y relanzar El Cau; o el perfil de los empresarios que la acompañan en otro proyecto, SPAM, responsable de los mapping que reunieron miles de miradas en Tarragona durante las fiestas de Navidad: la noche del 31 sobre la fachada de la Catedral -aprovechando la azotea de la casa de Viñolas -, y durante la cavalcalda de Reyes en el Palacio Municipal.

Una visión final. Tarragona quiere evolucionar hacia un modelo de gestión energética sostenible, más eficaz y eficiente con los recursos públicos. Aprovechando la organización de los Juegos del Mediterráneo 2017, el Ayuntamiento ha ofrecido a varias empresas que utilicen la ciudad como escaparate de innovación tecnológica. Viñolas ve otras puertas que se entreabren en la misma dirección.

Tarragona tiene una tradición fiestera muy respetable. Miles de vecinos se movilizan cada año organizando y participando en multitud de actos festivos, más o menos protocolizados, desde el festival Tarraco Viva a las mil y una expresiones populares de Santa Tecla. Ha llegado el momento de mirar adelante, dice Viñolas, de aprovechar la experiencia y posicionar a la ciudad como gestora de eventos. «Tenemos experiencia, gente creativa y preparada. Podemos crear entretenimiento útil, adelantarnos y que Tarragona sea conocida no sólo como una ciudad con historia, sino como un lugar de innovación, referente en la organización de ocio exportable«, afirma.

Texto: Oriol Margalef (@OhMargalef en Twitter)
Fotografía: Rafael López-Monné (@lopezmonne en Twitter)

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