Mar Camacho (doctora en Tecnología Educativa): 'La calle Comte es un símbolo de la creatividad, el talento y la imaginación'

Mar Camacho / ©Pere Toda Serra - Vilaniu Comunicació 

Mar Camacho es una vallense residente en Tarragona que tras un breve periplo en París, donde trabajó en el departamento de Educación de la Unesco, ha vuelto a la imperial Tarraco y a la Universitat Rovira i Virgili donde ejerce de doctora en Tecnología Educativa y profesora de la Facultad de Ciencias de la Educación y Psicología. Mar pesar de haber nacido en la capital del Alt Camp, es una tarraconense más, y disfruta de la ciudad al cien por cien, participando en la mayoría de actos imprescindibles que acoge Tarragona.

Hoy Mar nos acompaña a hacer un vuelo por la ciudad, mostrándonos tres espacios de #lamevatarragona que para ella tienen un significado especial.

Carrer Comte / ©Pere Toda-Vilaniu Comunicació

Uno de los primeros lugares que ha escogido es la calle Comte, que, como nos recuerda, «también es conocido en Tarragona como Pylon s Street. Es una calle significativo para mí, en primer lugar, por donde está situado; porque se encuentra en la Parte Alta, es perpendicular a la calle Caballeros, y paso a menudo porque llevo a mis hijos en el Conservatorio de Música. Es un lugar muy familiar, con mucho paso. Siempre se oye música, y pienso que tiene este significado cultural y musical que es muy enriquecedor para la ciudad. La calle Conde tiene 75 pilotes que cada año, toda la gente que quiere, puede ir a pintarlos (el día de San Agapito). Por tanto, es una calle abierto, que promueve la participación de la ciudadanía. Por otra parte, yo pienso que es un símbolo importante de la ciudad en cuanto a fomento de la creatividad, del talento y de la imaginación. Además, está al lado de la calle Caballeros, que tiene estas casas tanto señoriales y que fue tan importante en la Edad Media. Para mí es un lugar especial para esta vertiente cultural que tiene. Los «IgersTGN» cada año vienen aquí y pintan uno de los pilotes y, aunque no es una calle de los más conocidos, tiene un significado muy peculiar y hay que destacarlo«.
 
Amfiteatre / ©Pere Toda Vilaniu Comunicació

El segundo lugar que nos muestra Mar, abarca desde el comienzo de la Rambla Vella hasta abajo, en la primera rotonda, ofreciéndonos una maravillosa panorámica de la ciudad abierta al mar. «A un lado nos queda, a mano izquierda, el anfiteatro romano, y al otro, el Puerto y los primeros edificios del Serrallo, el barrio de pescadores. Yo cada vez que viene algún visitante por trabajo a la Universidad, o amigos o compañeros o gente que nunca ha estado en Tarragona, siempre, con el coche o caminando, bajamos hasta abajo y volvemos a subir porque pienso que la panorámica es muy interesante. Por un lado, la parte de la Tarraco romana, la historia, lo que se hacía allí hace tantos y tantos siglos atrás, y por otro, pues el Puerto, con este movimiento, esta apertura de la ciudad que también se debe fomentar, la estación de tren, etc. En definitiva, toda esta parte de comunicación y de ciudad abierta al mundo, sobre todo al mar«.

August - ©Mar Camacho
 
La tercera imagen que nos envía Mar nos lleva a un lugar concreto de la Plaça del Rei: «he tomado como símbolo la estatua del emperador Augusto que hay mirando al mar. Esta plaza recoge todo el conjunto arqueológico de Tarragona y también la vida en la calle, los bares, las terrazas, la gastronomía. El edificio del Pretorio romano, las dos iglesias y sobre todo la vida que se genera alrededor de la Plaça del Fòrum, la calle Santa Anna, y luego toda la parte de celebración cultural, que por ejemplo, en Semana Santa, se convierte en la más importante con respecto a los misterios, y todo lo que se genera alrededor. Es un punto de encuentro de la Part Alta«.
 
El paseo de #lamevatarragona con el Mar termina en el edificio del Rectorado de la Universitat Rovira i Virgili, en el antiguo Matadero. «Es un lugar muy emblemático de la ciudad de Tarragona, situado en la Parte Alta, muy cerca de la Catedral y situado en un enclave muy elevado de la ciudad. Yo formé parte de la primera generación que estudió filología anglogermánica y fui de la primera generación que obtuvo el título como Universidad Rovira i Virgili. Por tanto, mi vinculación en primer lugar viene como alumno y, después, a pesar de que tuve un impasse profesional, durante el cual no estuve en la Universidad, en 2006 empecé a trabajar como profesora en el ámbito de la tecnología educativa en la Facultad de Ciencias de la Educación. Allí es donde imparto todo lo que tiene que ver con asignaturas de tecnología educativa. Para mí, el hecho de trabajar después de haber ido y volver a trabajar aquí es como estar en casa. Y pienso que esta universidad, con el paso de los años, aparte de lo que significa para la ciudad, un puntal muy importante, también ha sabido generar una identidad propia, muy importante y muy diferenciada de otras universidades catalanas. Pienso que aquí puede radicar una clave de su éxito. La URV tiene gran impacto en cuanto a producción científica y tiene una visibilidad importante en todo el mundo. Aunque cuando vas al extranjero, su nombre costa de pronunciar y cuesta mucho que la entiendan y que la gente lo diga bien, nosotros lo que intentamos es pasear el nombre con mucho orgullo y mucha satisfacción de formarse parte, después de todos estos años«.

Texto: Artur Santos (@artur_1983 en Twitter)
Fotografía: Pere Toda (@ptodaserra en Instagram)

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