El tarraconense Àngel Òdena es uno de los cantantes catalanes y españoles más destacados de la actualidad y una figura de referencia en el contexto operístico. Comenzó a formarse en el Conservatorio de Música de Tarragona (canto y piano). Su debut fue en 1994 con La Bohème, en el Teatro Petruzzelli, de Bari (Italia), y en poco tiempo desarrolló una intensa carrera internacional que le ha llevado a debutar en teatros tan importantes como el Metropolitan de Nueva York, entre muchos otros.
Lo que poca gente sabe, probablemente, es que este tarraconense ilustre es licenciado en Geografía e Historia, una carrera muy tarraconense pero que no ha ejercido nunca debido a su pasión por el canto.
Cuando le propusimos el reto de que nos mostrara y fotografiara #lamevatarragona, es decir su Tarragona más íntima y personal, Àngel aceptó rápidamente. Y es que, a pesar de que viaja a menudo, de país en país, de concierto en concierto, cualquier excusa es buena para volver a casa.
El primer lugar que nos retrata Àngel es la principal arteria de la ciudad antigua. «He escogido la calle Major y, al fondo, la Catedral de Tarragona. Los que somos de aquí todavía no somos conscientes de lo espectacular que es ver en esta calle tan estrecha y con estas escaleras al final nuestra imponente obra inacabada: la Catedral«. Òdena ha elegido esta calle porque, según nos explica, «ya la frecuentaba de muy pequeño. Estudié en el Conservatorio, en medio de la calle Major, y más tarde estudié en el Seminario. Teníamos que pasar por esta calle para ir al colegio y para mí, evidentemente, el casco viejo (Part Alta) de Tarragona, donde también habían vivido mis abuelos, forma parte de mi vida, de mi historia y espero que lo sea también de mi futuro porque creo que es uno de los lugares más entrañables de todas las ciudades que he conocido«.
Del centro nos trasladamos ahora al litoral para mirar el mar. «He escogido la playa Arrabassada, aunque podría haber elegido cualquier otra. Tarragona, sin el mar, o yo como tarraconense sin el mar, no sería nada. Y eso lo sabemos los que somos de aquí, que cuando estamos a treinta kilómetros ya olemos el olor a salitre. La playa Arrabassada para mí también forma parte de mi pequeña historia, ya que de muy joven venía a pie con los amigos en la playa para jugar a fútbol y bañarnos. Ya de mayor he vuelto con mis hijos, dado que es la playa más urbana, seguramente, y también la que tiene más servicios para los niños. Por eso, venimos a disfrutarla muchísimo. Espero pero que algún día la imagen que tenemos de esta playa sea con el tema de la Savinosa resuelto«.
La tercera fotografía está relacionada con su gran pasión. El tercer lugar que ha elegido es el Teatro Tarragona «que también forma parte de mi historia familiar. Mi abuelo había trabajado aquí y mi padre me había contado muchísimas anécdotas. Tras todos los años que estuvo tirado y en obras, me hizo muchísima ilusión que este teatro saliera adelante. Hoy estoy contento de que se haya construido, y ya forma parte también de mi vida, de mi profesión y de mi pasión. Estoy muy contento de que este teatro funcione y me satisface que se vaya llenando de público. Esto creo que en Tarragona lo tenemos… Creo que tiene mucha vida de futuro. Espero que haya una muy buena gestión y que a partir de aquí se cree lo que llamamos una industria cultural, que para los tarraconenses es básico y esencial«.
Como Àngel Òdena ha elegido el Teatro Tarragona, nosotros hemos optado por un auditorio alternativo para hacerle el reportaje fotográfico: el Campo de Marte. «Es un lugar que lógicamente tiene mucha historia y que forma parte de mi vida porque yo vivía muy cerca de aquí con mi familia. Justamente ahí detrás (del Campo de Marte) fui al colegio de Sant Pau durante muchos años. El auditorio del Campo de Marte es otro de los espacios emblemáticos de Tarragona y de las artes escénicas y musicales. Yo aquí he cantado ópera. Recuerdo haber hecho ‘El barbero de Sevilla’ con las Amics de l’Òpera de Sabadell y haber cantado en diferentes conciertos. Por cierto, aquí di uno de mis primeros conciertos con orquesta, hacia el año 1991. Era una gala lírica. La verdad, sin embargo, es que he cantado menos de lo que me hubiera gustado, porque el lugar es fantástico. Además, la gente puede venir a pasear, está bien cuidado y lo único que faltaría es que hubiera más actividades«.
Texto: Ivan Rodon (@irodon en Twitter)
Fotografía: Pere Toda (@ptodaserra en Instagram)
