Katsuyuki Takenaka, catedrático de Geografía Humana en la Universidad de Aichi: “Tarraco Viva plantea valores que son universales”

Katsuyuki Takenaka / ©Rafael López-Monné
Katsuyuki Takenaka / ©Rafael López-Monné

El Dr. Katsuyuki Takenaka, catedrático de Geografía humana en la Facultad de Estudios extranjeros de Aichi, ha hecho más de 13.000 kilómetros para venir de Japón en Tarragona y estudiar el modelo de interacción entre ciudadanos y patrimonio histórico que plantea Tarraco Viva. Takenaka, que está llevando a cabo un trabajo de investigación académica, ha encontrado en el festival de divulgación histórica de Tarragona «valores universales planteados de forma muy original» y se ha sorprendido no sólo del alto nivel de compromiso de la organización con el rigor científico, sino con la seducción y la participación ciudadana. «Es un ejemplo a seguir en otros lugares del mundo que se hayan planteado revitalizar el patrimonio como espacios de memoria e identidad colectiva«, afirma Takenaka.

Katsuyuki, Katsu por los amigos, se ha especializado haciendo investigación sobre la interacción que se produce entre los ciudadanos y el medio físico en el que viven. Hace años llevó a cabo un estudio en la embajada japonesa sobre las migraciones interiores en España y fue entonces cuando descubrió Cataluña, una tierra que ha visitado en numerosas ocasiones, y especialmente las comarcas de Tarragona, de las que es asiduo desde hace siete años. Las experiencias y las lecciones aprendidas en sus viajes, asegura, le sirven para enriquecer su bagaje científico y hacer aportaciones desde puntos de vista cultural diferentes al japonés.

Katsu no es el típico turista japonés que rinde homenaje en grupo a la genialidad gaudiniana. Lleva cámara, sí, pero viaja por libre, aprende por libre, y habla un catalán de altísimo nivel, consolidado metiendo la nariz entre libros de Geografía en Japón y perfeccionado en una estancia en Vilafranca. No es la primera vez que visita Tarragona, y si Tarraco Viva no coincide con la época de mayor actividad académica se lo haría venir bien para volver en próximas ediciones. «Tarragona es una ciudad abierta a la diferencia, un nodo de alta capacidad de integración. Se ha construido a lo largo de los siglos la fusión de culturas, con el puerto como dinamizador de la economía y haciendo de punto de encuentro entre gente de todo el Mediterráneo y del interior. Incluso en la actualidad hay muchas personas nacidas fuera, pero el nivel de convivencia y el equilibrio social es alto«, afirma.

Actualmente está trabajando en un estudio que planteará diferentes propuestas de actuación para restablecer el uso y el reconocimiento ciudadano del canal de la ciudad de Nagoya, que se construyó hace cien años para transporte industrial, pero está clausurado desde hace décadas.

Katsuyuki ha tomado muchas notas en Tarragona. «Incorporo ideas sobre cómo la gente interpreta su ciudad, y cómo los diferentes espacios patrimoniales interactúan no sólo con la personalidad de cada individuo, sino como acaban conformando una identidad común«, explica. Para este académico, que cuenta para su investigación con financiación del Ministerio de Cultura japonés, «la única manera de sacar rendimiento al patrimonio es ponerlo en valor ante la ciudadanía que convive. No hacerlo conduce a la banalización y la pérdida de interés«.

A través de la divulgación histórica, volviendo a interpretar de forma pública los hechos y las formas de vivir de los romanos en espacios emblemáticos de la ciudad, Tarraco Viva quiere hacer del Patrimonio un motor de riqueza social y de industria cultural. El objetivo es completar un gran círculo virtuoso: generar a través de la actividad nuevos recursos para destinar a la conservación de los monumentos, y por la investigación y la divulgación de la Historia. «Catalanes y japoneses nos parecemos en algo. Ambos pueblos preferimos el trabajo bien hecho. Y Tarraco Viva es un ejemplo«, concluye.

Texto: Oriol Margalef (@OhMargalef en Twitter).

Fotografía: Rafael López-Monné (@lopezmonne en Twitter)

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