Piedras que hablan: Comercios (I)

Joieria Santa Gemma/Manel R Granell

En Tarragona es fácil que el viajero tropiece una vez y otra, en todas partes, con vestigios de Tarraco. Hablamos de la primera ciudad que los romanos fundaron fuera de la península itálica. Y se nota. Así, paseando por la Part Alta nos encontramos con restaurantes que exhiben con orgullo el pasado milenario del local, o comercios que han integrado los restos poniendo en valor las piedras y el propio establecimiento. Son vestigios que hablan de la historia, por lo tanto del pasado. Pero también del presente, ya que a la vez se convierten en un extraordinario pilar para construir el futuro. Tarragona es, de hecho, una ciudad donde las piedras hablan y testimonian el paso de los años, los siglos y los milenios. Durante muchos años, sin embargo, este legado había permanecido tapado, oculto, cubierto a menudo con yeso o ladrillos. Ahora, en cambio, la aparición y conservación de restos arquitectónicos del pasado es, para una gran mayoría, un motivo de orgullo que hace aflorar un sentido de pertenencia a una ciudad construida bajo el paraguas de César Augusto, con un extraordinario y original legado.

El esqueleto urbano de la Tarraco del siglo I dC se ha convertido, a lo largo de la historia, en una importante herencia sobre la cual construir la ciudad moderna. Y la Part Alta, en concreto, es especialmente rica en restos arqueológicos de la época romana, pero también medieval.

Situémonos en la plaza de la Font, en plena espina del Circo romano de Tarraco. Iniciamos una ruta por los comercios y establecimientos de la derecha de la plaza (de espaldas al Palacio Municipal) que nos permitirá ir localizando e identificando buena parte del monumento, levantado a finales del siglo I dC, para acoger diferentes espectáculos y, sobre todo , las carreras de carros (bigas, quadrigas …). Con una longitud de 325 metros, la conservación del Circo de Tarraco es parcial gracias a que desde el siglo V fue reaprovechado como estructura para edificar otras construcciones. Ahora, en cambio, a veces el proceso se hace a la inversa y la restauración de locales y bajos que se encuentran en esta fachada de la plaza de la Font ha permitido el redescubrimiento de la estructura y su interpretación arqueológica e histórica.

Dar un paseo por la Tarragona actual de la mano de Joan Menchón, el arqueólogo municipal de Tarragona, permite observar la ciudad con otros ojos. Uno a uno, todos los bajos de esta fachada de la plaza han ido incorporando estructuras romanas. Así, por ejemplo, la Joyería Santa Gemma muestra, incorporada a su fachada, una parte del podio (podium) del Circo cortado en sección. Daniel Martí, propietario del establecimiento, habla con orgullo mientras explica que en el interior del edificio aún hay más restos que espera que puedan ser incorporados a la joyería en un futuro.

La Caixa/ Manel R. Granell

Los restaurantes también han integrado parte de este patrimonio (como veremos en un segundo reportaje) pero si queréis haceros una pequeña idea de la espectacularidad del recinto con toda su inmensidad, asomad la cabeza por la sucursal de «la Caixa» de la plaza de la Font. Desgraciadamente, el monumento sólo se puede ver a través del vidrio, ya que la oficina no está abierta al público y no permite su entrada. La restauración de este edificio y el tratamiento del monumento fue singular: por una parte por el elevado coste económico, y por otra por el resultado espectacular de la intervención. Mirando a través de la puerta de vidrio se pueden ver las gradas, reconstruidas en parte, y también un sector de la estructura del Circo. Realmente deja sin aliento comprobar la magnitud de la obra pública romana y, sobre todo, cómo se ha preservado durante siglos habiendo pasado por todo tipo de vicisitudes.

Joieria Personal/ Manel R. Granell

Joieria Personal/ Manel R. Granell

De hecho, buena parte del conjunto de la Part Alta –el corazón de la antigua Tarraco– está lleno de vestigios. Menchón destaca, por ejemplo, la intervención que se hizo en la Joyería Personal, el 36 de la calle Major, donde su propietario, Antonio Gómez, se declara un «enamorado» de la Part Alta, una pasión que le viene (y perdura) desde que tenía 17 años. El establecimiento, emplazado en un antiguo palacio gótico de la familia Rocabertí –vinculada a la construcción del claustro de la Catedral–, es una joya: con artesonado del siglo XV, arcos medievales que lucen con todo su esplendor e incluso un patio donde ahora se esconde el obrador. Gómez presume del resultado final, con detalles como un espejo para que se refleje el escudo de la familia Rocabertí, y sin el cual sería prácticamente invisible para el visitante. El joyero también explica que sus clientes, entre los cuales hay más variada procedencia como Estados Unidos o Canadá, valoran especialmente la singularidad de una restauración ejemplar.

RoziArt/ Manel R. Granell

TeaShop/ Manel R. Granell

En la calle Major hay otras tiendas con restos singulares. Ale-hop, por ejemplo, preserva en gran estado de conservación sus bóvedas romanas, pero no están expuestas al público. Rozi Art y Tea Shop conservan unos arcos medievales espectaculares (además de unas piezas de cerámica preciosas y un gran surtido de tés, respectivamente) que compiten en belleza con los del Herbolari. Y luego está la tienda Esports la Catedral. En este comercio exhiben con orgullo las escaleras del templo de Júpiter, del siglo I, aunque ahora sería necesaria la restauración de los cristales que permiten ver los vestigios. El hallazgo, realizado hace más de quince años, obligó a un traslado forzoso de la actividad comercial, como recordaba la propietaria, Pilar Quílez. Si entráis en el interior de la tienda, podréis admirar, en el suelo, las escaleras que llevaban al templo de Júpiter, hoy protegidas por dicho pavimento de vidrio. No os perdáis, tampoco, los arcos góticos, un lujo rodeado de chándales, zapatillas, ropa deportiva y complementos deportivos para gladiadores del siglo XXI.

Esports Catedral/ Manel R. Granell

Esports Catedral/ Manel R. Granell

Direcciones de interés:

Joyería Santa Gemma, calle Sant Fructuós, 1.

La Caixa, plaza de la Font, 45.

Joyería Personal, calle Major, 36.

Ale-hop, calle Major, 1.
http://www.ale-hop.org/cli-1-50-alfabetico-fT-43-0-101/

Tea Shop, calle Major, 32.
http://www.teashop.es/tea-shop-tarragona/?lang=es

Esports la Catedral, calle Major 44.

Por Gemma Casalé (@Casalesi)
* Reportaje fotográfico de Manel R. Granell

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