El Singuerlin y el turismo sostenible

L9 Singuerlín / @Bernat Borràs

Emili Singuerlin Ros, corsetero nacido en Barcelona en 1881, prestigioso fabricante de fajas siempre atento a la moda de París, regía su negocio bajo el lema «La familia Singuerlín, corseteros hasta el fin«. Sin embargo, la perpetuación de su apellido hasta nuestros días no está relacionada con el modelado del busto, sino que se debe a que, hacia 1920, emprendió una promoción inmobiliaria para la construcción de doce casetas de veraneo, en un paraje rodeado de pinos, campos y viñedos en Santa Coloma de Gramenet.

Hoy, los bloques de pisos han sustituido las casetas, y el Singuerlin es un barrio alegre y populoso, servido por la magnífica estación de metro de la Línea 9 que toma su nombre. Hace unos días estuve, en el marco de la edición de 2013 del festival de arquitectura «48h Open House BCN«, en el que Santa Coloma de Gramenet era la ciudad invitada. Visité también dos bibliotecas, una guardería, un mercado, el hotel del complejo La Pallaresa y el recinto Torribera.

Por unas horas fui, pues, una turista más en la ciudad de Santa Coloma de Gramenet. De la mano de unos guías eficientes, y rodeada de las sonrisas orientales que pueblan el Fondo y el Singuerlin, accedí a los equipamientos de altísima calidad arquitectónica con los que esta ciudad quiere contribuir a satisfacer la movilidad y las necesidades culturales, sociales y educativas de sus habitantes.

La tendencia inconsciente que todos tenemos de hacer analogías y comparaciones me hizo pensar en los atractivos que los barrios de Tarragona presentan, también, para nuestros visitantes culturalmente inquietos: la modernidad de los centros universitarios de Sescelades y del Campus Catalunya, el bullicio del mercado Bonavista, el encanto de los caminos de la Oliva, el acierto de las escaleras mecánicas que conectan con la Rambla las plazas de los Carros y los Infants, y tantos otros edificios, calles, espacios y rincones de la ciudad periférica que pueden acompañar dignamente, como objetivos turísticos, el legado histórico del centro.

La agradable visita al Fondo y al Singuerlin me hizo dar cuenta de la importancia del turismo cultural, histórico y paisajístico que la Resolución del Parlamento Europeo de 27 de septiembre de 2011 quiere incentivar. Uno de los antecedentes de la Resolución es la Agenda europea para un turismo europeo sostenible y competitivo, de 19 de octubre de 2007, COM ( 2007) 0621, que pone el acento en la importancia de los viajes relacionados con la cultura y el educación. La Agenda recomienda que se tracen rutas e itinerarios temáticos, para dar valor a las raíces culturales, históricas y tradicionales, así como para contribuir al desarrollo de un turismo alternativo, accesible a todos y sostenible. Explica que el futuro del turismo europeo depende de la calidad de la experiencia turística, y que la sostenibilidad en las actividades turísticas se relaciona de manera directa con su competitividad. Afirma que el turismo puede desarrollar sinergias por medio de una interacción intensa entre el entorno y la sociedad, para el desarrollo de destinos turísticos depende estrechamente de sus especificidades culturales, de su interacción social y de la seguridad y el bienestar de las poblaciones locales. Estas características hacen del turismo una fuerza motriz para la conservación y el desarrollo de los destinos.

En los felices años 20, el corsetero Singuerlin supo ver que los pinares de Santa Coloma de Gramenet eran idóneos para acoger una colonia de veraneo de la burguesía acomodada de la época. En 2013, en unos tiempos quizás no tan eufóricos, la visita a los equipamientos del barrio del Singuerlin que la «48h Open House BCN» nos ha facilitado nos ha transportado a otra Santa Coloma de Gramenet, la de hoy, llena de valores culturales y humanos, de la que debemos aprender muchas cosas.

Texto: Isabel Baixeras Delclòs, abogada

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