Jesús Monllaó, director de “Hijo de Caín”: “Tarragona daría a Ridley Scott para hacer una peli futurista”

Jesús Monllaó / ©Rafael López-Monné

José Coronado y su familia viven en una casa de infarto sobre el mar, en Tamarit. Julio Manrique cierra el coche en el Pla de la Seu, justo frente a la Catedral. Y en la trastienda de Casa Corderet, en la calle Merceria, se esconde una exclusiva academia de ajedrez que, tachán!, es la biblioteca del Centro de Lectura de Reus. La vida en Hijo de Caín, la premiada ópera prima de intriga de Jesús Monllaó, transcurre en el entorno de Tarragona, un plató de gran potencial que gracias a la selección festivalera de la película ya conocen en Mumbai, La Habana, Montreal, Moscú, Miami o Berlín.

Monllaó, filólogo anglogermánico, llevaba años esperando esta oportunidad. A finales de los noventa dejó Tarragona para estudiar un doctorado en literatura en Inglaterra. En Canterbury vivió la soledad del inmigrante y subsistir con poco, muy poco, pero tuvo tiempo para pensar… y entonces se dio cuenta de que lo que quería hacer en la vida era contar historias, ser realizador de cine. Se formó y volvió a casa en 2000, convencido de que podría hacer películas.

Sin embargo, el largometraje que tanto anhelaba se ha hecho esperar, y ha llegado justo cuando la industria cinematográfica catalana y española atraviesan el peor momento de su historia, con menos producciones que nunca. En este tiempo, Monllaó ha dirigido tres cortometrajes, todos ellos de éxito en su categoría –La mirada oblicua, Gloria y El legado–, ha realizado un documental y anuncios publicitarios, y ha seguido trabajando casi de todo, como cuando estaba en Inglaterra. El guión de Hijo de Caín lo adaptó haciendo de vigilante nocturno en un camping.

Hombre activo y dotado de una gran determinación, la misma que le llevó durante años a competir como boxeador y levantador de pesos, Monllaó siempre tuvo claro que quería rodar una película en Tarragona. Y eso que, a falta de referentes cinematográficos claros en la ciudad, en un principio muchos no lo tomaron en serio. «La gente no lo entendía. Me miraban extrañados e incluso alguien me recomendó que probara suerte en Hollywood. Yo, en cambio, siempre creí en las posibilidades de una ciudad que amo y a la que le debo todo«, explica el director.

Hijo de Caín, que se ha quedado fuera de los Goya por razones burocráticas pero ha sido seleccionada por la UE como una de las mejores películas de 2013 para representar Europa en festivales de todo el mundo, lleva colgada la etiqueta de «thriller mediterráneo» y prescribe la potencialidad de Tarragona como plató de cine. Monllaó ha financiado parte de la producción de la película con aportaciones de instituciones del territorio. Sin embargo, asegura que su pretensión no era hacer escaparate de nada: «Mi idea era contar una historia lo mejor posible. Tarragona se vende sola«.

La película, que resultó premiada en los festivales de Málaga y Tudela, seguirá girando este principio de año y llevará Tarragona a Polonia, Francia y Australia. El filme muestra un registro de luz, caras y localizaciones auténticas, que según Monllaó con una selección cuidadosa dan para todos los géneros: «Tarragona es un escenario perfecto para un argumento romántico. Pero también serviría a Ridley Scott para hacer una peli futurista, una distopía postapocal elíptica«. ¿Se imaginan una secuela de Blade Runner ambientada en el polígono químico más importante del sur de Europa?

*Queremos agradecer la amabilidad del director del Museo Nacional Arqueológico de Tarragona (MNAT), Francesc Tarrats Bou, por las facilidades en la cesión del espacio para la fotografía de portada de este reportaje.

Texto: Oriol Margalef (@ohmargalef en Twitter)
Fotografía: Rafael López-Monné (@lopezmonne en Twitter)

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