Gabriella Nonino, viajera, editora web y blogger: "Santa Tecla es la expresión cultural perfecta"

Gabriella Nonino / ©Rafael Ló—pez-MonnéŽ

Autor prolífico, dotado de una imaginación exuberante, el veronés Emilio Salgari (1862-1911) escribió infinidad de novelas, la mayoría ambientadas en lugares remotos y exóticos como las protagonizadas por el pirata Sandokán, que nunca tuvo ocasión de visitar. En su profunda admiración juvenil por Salgari y el alma aventurera, la sicialiana Gabriella Nonino ha consagrado su vida al viaje, una traslación física y mental de carácter permanente a lo largo de los años que la ha llevado a vivir de forma intensa a tantos lugares como se ha establecido, desde Israel a Kenia, pasando por Tailandia, Indonesia y Australia. Gabriella se enamoró hace tres años de Tarragona y se instaló en un ático con terraza en la Parte Alta, un mirador privilegiado donde ve la luz el Tarragona Blog, su declaración de amor «nómada» en la intensa actividad social de la ciudad.

Cuando no viaja físicamente, Gabriella, que se dedica de forma profesional a la edición de webs, lo hace a través de la red. Y es de hecho a través de Internet, reconoce, que estando instalada en Londres descubrió Tarragona, una ciudad que ha superado de largo sus expectativas. «Llegué un día que había una protesta en la plaza de la Font. Había mucha gente compartiendo su indignación por los recortes, pero el tono de la reivindicación era sereno y al mismo tiempo festivo, una complicidad entre las personas difícil de explicar y diferente a todo lo que yo había visto. Aún tarareo la música, L’Estaca de Lluís Llach. Fue como presenciar mi enamoramiento«, explica Gabriella, que vendió el piso en Inglaterra y se convirtió en devota de toda expresión de vida cultural en la ciudad, como demuestra su brillante relato fotográfico en Tarragona Blog.

El nervio histórico de la ciudad se hace más que evidente en la configuración monumental de la Part Alta, el antiguo recinto amurallado. Los numerosos restos romanos, catalogados por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, explican piedra a piedra y junto con otros edificios y espacios de construcción posterior cómo se ha forjado la identidad de la localidad y su entorno de influencia. Sin embargo, para Gabriella, lo más importante en Tarragona «no es lo que ha sido, sino lo que quiere ser«: la preeminencia de un movimiento de base social muy activo, que tiene por objetivo compartir y fomentar el orgullo de ciudad , y que de forma sostenida moviliza a decenas de miles de personas a través de un gran número de actividades de tono festivo e integrador, desde los castellers a los grupos de reconstrucción histórica. «La primera vez que asistí a la fiesta mayor Santa Tecla aluciné: la riqueza de los actos, la participación masiva, la evolución de la propia fiesta … Es más que una representación social, es una expresión cultural completa, perfecta«, afirma.

Gabriella se relaciona, disfruta, sintetiza. Comunica su pasión por Tarragona y los tarraconenses. Ha trabado amistad con personas que mantienen una estrecha relación intelectual con el entorno –arqueólogos, gestores culturales, cocineros …–, un grupo de afinidad filantrópica con quien comparte la espectacular terraza del ático y una explosiva grappa hecha por su padre. Da la sensación de que es en esta chismosa atalaya, con vistas de la Catedral, la inmensidad del mar y la ropa tendida de los terrados vecinos, donde Gabriella ha pasado de sentirse atraída a amar la ciudad donde ha elegido vivir. «Quizás Tarragona no es la ciudad más bonita del Mediterráneo, pero genera una coreografía de gente fantástica, implicada hasta las vísceras, en una mezcla de pragmatismo, orgullo e ideal romántico, que confiere a este lugar una personalidad única, la de una bestia mitológica, la fuerza interior de la cual reside en las personas que lo habitan«, sentencia.

Han pasado tres años desde que se estableció en la ciudad. Su conocimiento sobre las formas de vida en la ciudad se han profundizado. Gabriella se ha adaptado al ritmo y percibe que, después de tanto recorrer el mundo, en Tarragona se escribe su etapa vital más importante. «Mi obsesión a lo largo de los años ha sido descubrir las cosas de forma diferente. Mi historia de amor se ha hecho completa aquí. Mi vida es un viaje inacabado, pero aquí me siento en casa«, asegura. Su estimación hacia Tarragona es ahora razonada. También sincera: «Es el lugar ideal para explicar la Historia y qué es el Mediterráneo. Ahora sólo falta que nos lo creamos un poco, un poquito más«.

Texto: Oriol Margalef (@OhMargalef en Twitter)
Fotografías: Rafael López-Monné (@lopezmonne en Twitter)

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