El insigne químico Antoni Martí i Franquès resucita para acompañarnos en una nueva ruta guiada

Jaume Martell en el paper d'Antoni Martí i Franquès / Pere Toda / Vilaniu Comunicació

Antoni Martí Franquès (Altafulla, 1750 – Tarragona, 1832), el eminente químico que vivió entre los siglos XVIII y XIX, ha resucitado en pleno siglo XXI. Tocado con un bicornio -o sombrero de dos puntas-, y ataviado con camisa blanca, chaleco y calzón negros y medias blancas, se le puede ver atareado como siempre por los espacios que frecuentaba en la ciudad hará unos dos siglos atrás: en la Antigua Audiencia -entonces Sociedad de Amigos del País-, en Casa Castellarnau, el Pla de la Seu o en el número 8 de la calle Santa Anna, donde residía, y donde ahora está el Museo de Arte Moderno.

Este viaje a través del túnel del tiempo llega de la mano de Itinere Turismo y Cultura que, en colaboración con la Universidad Rovira i Virgili (URV), ha configurado una nueva ruta guiada para redescubrir a los ciudadanos y visitantes algunos espacios de la ciudad a la vez que se recupera y dignifica la figura de este genio, tarraconense de adopción, aunque nació en Altafulla. El Martí i Franquès coetáneo es el ingeniero y antropólogo Jaume Martell (Santa Coloma de Queralt) que hace meses que se pone en la piel del insigne químico. Jaume Martell y Itinere han programado por los estudiantes universitarios, coincidiendo con la Semana de la Ciencia, esta ruta guiada por el mismo protagonista, que luego tendrá continuidad para el público en general, los sábados de cada mes.

La visita comienza en el Camp de Mart (aunque a la gente se la cita en la explanada del Portal del Roser), alrededor de un algarrobo. Estamos en 1793, y un joven Martí i Franquès, que además de químico era un experto en botánica, empieza a deleitarnos con sus conocimientos. La introducción sirve para presentar el personaje y su relación con la tierra. Cabe decir que Martí i Franquès fue también un gran terrateniente, tenía algarrobos –entonces con mucho valor– y olivos, y se convirtió en el primer productor de cáñamo de Catalunya. Entre explicaciones científicas y políticas también hay momentos para las confidencias, y así sabemos que se casó con la vallense Isabel Móra. Por cierto, uno de sus caballos de batalla sería reclamar hasta la saciedad una carretera entre Tarragona y Valls.

Antoni Martí i Franquès, a les escales de l'Antiga Audiència / Pere Toda / Vilaniu Comunicació

El primer alto en el camino está a pocos metros de distancia, en la Antiga Audiència, que a finales del siglo XVIII acogía la Societat d’Amics del País. Aquí, Martí i Franquès nos habla de política, de sus viajes y de la necesidad de infraestructuras que tenía el país en aquella época, en comparación con Francia, por ejemplo.

Antoni Martí i Franquès mostrant les pintures al sostre de la Casa Castellarnau / Pere Toda / Vilaniu Comunicació

Martí i Franquès explicant les seves teories / Pere Toda / Vilaniu Comunicació

A escasos cien metros, Martí i Franquès hacemos la segunda parada para entrar en Casa Castellarnau. Es una excelente oportunidad para descubrir este histórico y noble inmueble acompañados por un coetáneo que parece reconocer cada rincón. Tras recorrer las diferentes estancias de la casa, Martí i Franquès nos separa por grupos en el patio interior y comienza una serie de apuestas científicas. Aquí nos explica la teoría de los cuatro elementos, los diferentes tipos de aire y que el agua está formada por dos aires: el aire vital (el oxígeno) y el aire inflamable (hidrógeno). Antoni Martí i Franquès fue el científico que determinó que la proporción del oxígeno en el aire atmosférico era constante, del 21%.

Martí i Franquès, a les escales de la Catedral / Pere Toda / Vilaniu Comunicació

Martí i Franquès explicant que s'ha allistat a les milícies urbanes / Pere Toda / Vilaniu Comunicació

La ruta continúa por las calles de la Parte Alta hasta llegar a las escaleras de la Catedral, donde el protagonista nos cuenta que ante la inminente entrada de las tropas napoleónicas se alistó en las milicias urbanas para defender la ciudad.

Se acerca el final. Llevamos casi una hora y cuarto y nos encontramos frente al Museo de Arte Moderno, el palacete que fue su casa, en la calle Santa Anna. Este era su gran centro de trabajo y experimental. El Archivo de Tarragona conserva todavía una parte importante del material, aunque la mayoría fue quemado y destruido durante el asedio de la Guerra del Francés. El mismo Martí i Franquès fue herido en el ataque, aunque viviría todavía unos cuantos años más, hasta 1832.

Más información:
http://www.turismedetarragona.com
http://www.turismedetarragona.com/escolares_secundaria.html

L’experiment de Martí i Franquès sobre la composició de l’aire from Universitat Rovira i Virgili on Vimeo.

Texto: Ivan Rodon (@irodon)
Fotografías: Pere Toda

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