Dario Battaglia, gladiador: “La primera obligación de los gladiadores no es ganar, si no seducir”

Dario Battaglia / ©Rafael Ló—pez-MonnéŽ

Las victorias en la arena dieron tanta celebridad al audaz Tetraites que sus hazañas se publicitaban en todo el Imperio romano, de Pompeya a la Galia, incluso en Britania. Su colega moderno Darius de Bergomum (Bérgamo) tal vez no sea tan famoso, pero lleva veinte años estudiando, entrenando y combatiendo como lo hacían los gladiadores. Miles de personas han asistido a las demostraciones «de arqueología experimental» de Ars Dimicandi, una mezcla de competición, ritualidad y emoción que permite al público acercarse de forma respetuosa a la munera, la ofrenda de los gladiadores, y entender porque fue el entretenimiento preferido de los romanos.

Con espada o sin ella, Darius, Dario Battaglia, es un luchador de la causa de la divulgación histórica. Su identificación con la forma de vida de los gladiadores va mucho más allá de la experimentación. Desde que a principios de los noventa comenzó a estudiar en profundidad la singularidad de estos luchadores profesionales –en muchos casos, esclavos que querían comprar su libertad, pero también ciudadanos romanos que perseguían la gloria y el dinero–, Dario ha sido un pionero de la divulgación práctica. Ha creado una escuela en Italia y unos ochenta gladiadores entrenan dos veces por semana para mejorar sus aptitudes.

«Nadie que tenga miedo no le es posible hacer de gladiador. Se necesita preparación física y técnica, según la especialidad de cada uno, pero también mental. No hay posibilidad de tirar la toalla, como otras disciplinas de lucha modernas. Nos debemos a la gente, y los golpes que damos y recibimos entre nosotros, todos compañeros, nos dejan más cicatrices en el cerebro que en la piel«, explica Dario. Lo sabe bien el público del anfiteatro de Tarragona, que Darius venera como su «segunda casa», porque ya hace quince años que Ars Dimicandi actúa en motivo de Tarraco Viva.

La disciplina de los gladiadores representa el triunfo de la voluntad. A diferencia de lo que suele ser más corriente en muchas facetas de la vida, lo único que salva a estos luchadores de la arena ante el juicio popular es su valentía. «No es un ejercicio militar, en el que vale todo para derrotar al contrario. La primera obligación no es vencer, si no seducir al público: sufrir, ser unos héroes tanto si ganamos como si acabamos perdiendo, y hacer que la gente tome partido por nosotros, porque es la que al final acaba decidiendo«, afirma Battaglia.

No es que el público del siglo XXI acabe decidiendo si el gladiador derrotado debe morir o sobrevivir por el honor con que se ha batido. Pero sí es cierto que los combates, con armas no afiladas, levantan pasiones entre el público. Y, de hecho, la cola de admiradores que se forma en Tarragona cuando Ars Dimicandi depone las armas siempre es larga. «Las luchas de gladiadores eran uno de los espectáculos favoritos de los romanos, y por su heroicidad, algunos se hacían muy famosos y muy deseados. Los Messi y Cristiano Ronaldo de la Antigüedad se batían con armas«, explica Battaglia.

El rigor y el espectáculo no son siempre la misma cosa, pero Ars Dimicandi pone de relieve que no tienen porque estar reñidos. La bomba de Hollywood ha ayudado a crear una imagen popular definida de Roma, aunque inexacta. Como divulgador, Dario Battaglia contribuye a corregir estos estereotipos asesorando a grandes montajes. Es el caso de la popular serie televisiva Roma (HBO, 2005-2007), o el remake de Ben-Hur, una producción valorada en 120 millones de euros que Paramount y Metro Goldwin Meyer estrenarán en 2016.

Hombre de la Lombardía, Dario reconoce la forma de hacer y de pensar de los catalanes, y no pierde la ocasión de pasar unos días de vacaciones, gastronomía y playa a su amada Tarraco, junto con su esposa y su hijo. De Tarragona, ciudad que visita cada año y donde ha hecho un grupo de buenos amigos, sólo tiene palabras de admiración. Y especialmente de Tarraco Viva, certamen que admira y no se está de considerar «el festival de divulgación histórica más importante del mundo«. «Ha creado un modelo propio, original y exigente, que para nosotros ha sido primordial para hacernos crecer como grupo: nos ha obligado a investigar, a no estar parados, para poder ofrecer siempre nuevos contenidos al público. En Italia, en cambio, existe un prejuicio muy grande con el pasado romano. Hay conocimiento y un gran potencial para hacer divulgación, pero se asocia con el fascismo de Mussolini, que hizo una gran utilización, y no tiene buena prensa«, asegura.

Texto: Oriol Margalef (@OhMargalef en Twitter)
Fotografía: Rafael López-Monné (@lopezmonne en Twitter)

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