Doce motivos para visitar Tarragona en 2019

Año nuevo, nuevos planes y, por qué no, nuevos planes de viaje. El 2019 puede ser el año en el que descubráis Tarragona. En el corazón de la Costa Dorada y a poco más de una hora en coche de Barcelona, la ciudad ofrece experiencias para todos los meses del año. Patrimonio, tradiciones más que centenarias, playas, gastronomía o la posibilidad única de vivir en primera persona la historia son algunos de los motivos por los que Tarragona puede ser viaje perfecto para este año nuevo, con un calendario repleto de planes para cada momento.

 

Enero: descubrir la Tarraco romana

Es la joya del conjunto monumental de Tarragona y uno de los principales motivos de orgullo para los tarraconenses. Declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO el año 2000, la Tarraco romana se mantiene viva y convive con la Tarragona contemporánea en cada rincón. Encontraréis monumentos impresionantes como el imponente acueducto de las Ferreres o el privilegiadamente situado anfiteatro, restos excepcionales como el circo romano mejor conservado del Imperio Romano de Occidente, una necrópolis paloecristiana única o más de un kilómetro de murallas conservadas. El patrimonio romano puede llenar una estancia de diversos días, con visitas a las colecciones del Museo Nacional Arqueológico de Tarragona (MNAT) o del Museo de Historia de Tarragona, y escapadas a los vestigios que encontramos en poblaciones cercanas, como Altafulla, Constantí o Roda de Berà.

 

Febrero: saborear la gastronomía

En Tarragona confluye la tradición de la cocina marinera mediterránea, muy presente en los barrios del Serrallo o en núcleo de Tamarit, con las propuestas gastronómicas entre tradicionales y vanguardistas que ponen sobre la mesa los restaurantes de la Part Alta de Tarragona. Ya sea por productos locales tan queridos como la gamba o el boquerón, por especialidades propias como la del romesco, o por disfrutar de jornadas gastronómicas como La Part Alta Somriu a la Crisi (que justamente se celebra en febrero), la gastronomía tarraconense os hará disfrutar con los cinco sentidos de vuestro viaje. Y aún mejor si lo acompañáis con alguno de los vinos de las bodegas de la DO Tarragona, toda una garantía de calidad. La dieta mediterránea, también reconocida por la UNESCO como Patrimonio Mundial, tiene un sabor especial en Tarragona.

 

Marzo: el desenfreno del Carnaval

El Carnaval de Tarragona es uno de los más participativos de Cataluña, con cerca de 2.000 personas que forman parte del acto más multitudinario: la Rúa de la Artesanía, cada sábado de Carnaval. Si éste no es motivo suficiente, las comparsas de Tarragona se muestran especialmente orgullosas de los diseños y coreografías que defienden cada año, siempre superándose en originalidad, compitiendo por los codiciados premios de asumir las funciones de Rey y Concubina durante los días en los que la ciudad se somete al dominio del desenfreno. La gala de la «Disfressa d’Or», que este año se avanza al domingo 24 de febrero, seguro que os sorprenderá y convertirá en incondicionales de una de las tradiciones más queridas por los tarraconenses.

 

Abril: el recogimiento de la Semana Santa

Si la Part Alta ya exhibe encanto durante el reto del año, los días de la Semana Santa la convierten en un espacio de devoción prácticamente mágico, en el que la oscuridad, el sonido de los Armats y la estética de los pasos (algunos de ellos de artistas tan destacados como Josep Maria Jujol) resultan hipnóticos, sean cuáles sean nuestras creencias religiosas. Los días de recogimiento de la Semana Santa culminan el Viernes Santo por la tarde con la procesión del Santo Entierro, documentada desde 1550 y en la que participan diecinueve pasos. Antes de la salida, los Armats recogen iglesia por iglesia cada uno de los elementos, en uno de los actos más típicos de una fiesta declarada Fiesta Tradicional de Interés Nacional por la Generalitat de Cataluña.

 

Mayo: un viaje al pasado con Tarraco Viva

En Tarragona no sólo podemos ver los vestigios que nos ha dejado la historia romana: también podemos vivirla, sentirla y, por lo tanto, comprenderla mejor que nunca. Esto es lo que pretende conseguir cada año el festival de reconstrucción histórica Tarraco Viva, que durante dos semanas del mes de mayo hace resucitar a los antiguos habitantes de Tarraco para ofrecer, con rigor y con la documentación histórica como leit motiv, un retrato de la vida durante la época romana. Son unos días especiales en los que los gladiadores vuelven a luchar en el anfiteatro, la vida de hace dos mil años vuelve a despertarse bajo las bóvedas del circo, o el entorno de las murallas se convierte en un campamento militar.

 

Junio: sentir la piel de gallina con los castells

Pocas emociones igualan la de vivir una diada castellera. En Tarragona, las cuatro collas locales inician su temporada cada año en Sant Jordi, en abril, pero es a partir de junio que empieza la etapa más intensa en su ansia por llegar más arriba sumando el esfuerzo de centenares de castellers. Desde Tarragona Turisme os ayudamos a vivir con intensidad y autenticidad esta experiencia, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, con el programa Ciudad de Castells, con el que podréis disfrutar de actuaciones especiales, participar en un ensayo o vivir alguna de las actuaciones destacadas del calendario casteller.

 

Julio: sorprenderse con las playas y su entorno

Con diez kilómetros de litoral, la oferta en playas de Tarragona es variada y atractiva no solo durante los meses de verano. Es al lado del mar Mediterráneo donde se concentra gran parte de la riqueza natural de la ciudad, articulada en su Anillo Verde, y que ofrece espacios fascinantes como la playa Llarga o la punta de la Móra. El camino de ronda que rodea la costa es una oportunidad perfecta para adentrarse en un espacio protegido y único en la región como el Bosque de la Marquesa, puerta de entrada también a algunas de las calas más bonitas de la ciudad. Y cómo no, la afortunada asociación entre patrimonio medieval y mar Mediterráneo que ofrece el castillo de Tamarit y las playas que lo rodean. Si, además, visitáis Tarragona a principios de julio, la playa del Miracle, la más urbana, es el escenario ideal para disfrutar de las luces y colores del Concurso Internacional de Fuegos Artificiales.

 

Agosto: la experiencia única de Amfiteatrvm

El anfiteatro de Tarragona es un lugar especial cuando cae la noche, y aún más durante el mes de agosto. El pasado se hace más presente que nunca con el espectáculo nocturno Amfiteatrvm, que combina recreación histórica, efectos sonoros y visuales, una historia emocionante y proyecciones en pantalla gigante y sobre la arena del monumento. Todo para haceros vivir la historia de la Tarraco romana como nunca lo habéis hecho, y ofreceros un recuerdo de vuestra estancia en Tarragona que seguro que no olvidaréis.

 

Septiembre: vivir como un tarraconense Santa Tecla

Tarragona se lanza a la calle durante la segunda mitad del mes de septiembre para vivir las fiestas que sus vecinos esperan durante el resto del año: Santa Tecla. Documentadas desde el siglo XIV, son consideradas Fiestas de Interés Turístico tanto por el gobierno español como catalán, y constituyen todo un estallido participativo de la sociedad tarraconense. Su rico cortejo popular, la multitudinaria «Baixada de l’Àliga», la programación cultural, o la culminación festiva de la entrada de la reliquia a la Catedral son algunas de las propuestas. Todo el mundo tendría que vivir, ni que fuera una vez en la vida, la experiencia de una Santa Tecla en Tarragona.

 

Octubre: un paseo por el Modernismo

El suave otoño tarraconense es un compañero perfecto para pasear por el centro de Tarragona y descubrir uno de sus patrimonios más desconocidos: el modernista. En la Rambla Nova se conservan muchas fachadas construidas en este popular estilo por arquitectos como Ramon Salas o Josep Maria Pujol de Barberà, pero la ciudad esconde muchas otras joyas: diversas de las obras del destacado artista modernista Josep Maria Jujol (como el original teatro Metropol), un Mercado Central que vuelve a lucir orgulloso después de su rehabilitación el forjado y «trencadís» de su estilo original, e incluso la primera obra documentada de Antoni Gaudí.

 

Noviembre: enamorarse de la Tarragona medieval

Es fácil dejar que la imponente Catedral de Tarragona, que preside la Part Alta desde su terraza superior, eclipse el resto de la herencia medieval de la ciudad. El casco antiguo de la ciudad, cerrado por murallas romanas, está repleto de referencias a la Edad Media, desde casonas góticas en el Pla de la Seu, joyas románicas como la capilla de San Pablo, o construcciones hechas a partir de restos romanos como el Pretorio o la torre de las Monjas. Y cómo no, una catedral, claustro y museo diocesano que seguro que os robará el corazón.


Diciembre: disfrutar la luz de la Navidad

La Tarragona de la primavera eterna, la de la luz puramente mediterránea, también se rinde al encanto de las fiestas navideñas. La pérdida de horas de sol se compensa con una amplia iluminación nocturna que convierte calles como la Rambla Nova en un paseo de ensueño, acompañado por la tradicional Feria de Navidad y Artesanía que cada diciembre llega fiel a su cita. El «Home dels Nassos» ofrece el contrapunto divertido a un Fin de Año en el que centenares de personas insisten año tras año en bañarse en las ya frías aguas del mar Mediterráneo, mientras que la guinda la pone una mágica Cabalgata de Reyes más que centenaria.

 

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